El brócoli merece la denominación de alimento estrella debido a sus múltiples propiedades que benefician prácticamente a todo nuestro organismo. Además, resulta versátil y muy sabroso.
El brócoli es originario de Asia Menor, específicamente de Turquía, de donde se extendió su cultivo a Grecia e Italia. En Italia, en tiempos romanos, se desarrolló la variedad que hoy conocemos, y siglos después fue la reina italiana, Catalina de Médici, quien la introdujo al resto de Europa vía Francia. A pesar de su antigüedad, el brócoli sólo se popularizó en América gracias a las olas de inmigrantes italianos acaecidas durante el siglo 20.
Familiar cercano de los repollos y coliflores, el brócoli se cultiva en climas templados. Canadá, Japón, Hong Kong, México y Estados Unidos se encuentran entre los principales productores a nivel mundial. Existen diversas clases de brócoli, muchas de las cuales han sido desarrolladas recientemente.
USO Y CONSERVACIÓN
El brócoli salteado o cocinado al vapor conserva su agradable textura y toda la riqueza de sus nutrientes. Esta es la mejor forma de consumirlo. También se utiliza en la preparación de sopas y cremas.
El mejor brócoli es aquel que tiene los tallos firmes, las cabezas compactas y un color verde oscuro intenso.
Guarde el brócoli sin lavar en una bolsa abierta en el cajón de las verduras del refrigerador y consúmalo 1 o 2 días después de comprarlo.
El brócoli se debe cocinar poco tiempo, o al vapor para que conserve sus propiedades nutricionales. También se puede comer crudo, acompañado con un dip o una vinagreta.
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