No hay nada más energizante que empezar el día con un vaso de jugo de naranja recién exprimido que le permite a nuestro organismo recibir todos los beneficios de los antioxidantes de esta maravillosa fruta.
El centro de origen de la naranja se ubica en Asia una amplia región comprendida entre el sur de China e Indonesia, desde donde su cultivo se extendió a India y Medio Oriente.
Los musulmanes fueron los responsables de introducir la naranja en España y el norte de África. Los españoles y los portugueses la cultivaron en territorio americano a partir del siglo 16.
Hasta el siglo 20, en los países fríos, las naranjas eran muy costosas y se consumían en ocasiones especiales.
El naranjo es un árbol que se adapta fácilmente a los climas subtropicales y que brinda diferentes variedades de frutos que se distinguen por el equilibrio perfecto de su sabor ácido y dulce a la vez. Algunos de los principales países productores de naranjas son Estados Unidos, Brasil, México, España, China e Israel.
USO Y CONSERVACIÓN
A pesar de su nombre, no sólo hay naranjas de ese color, también hay naranjas verdes y amarillas, más o menos dulces. Todas se pueden utilizar en repostería y galletería, para preparar salsas dulces o saladas y para marinar carnes y pescados.
Las naranjas que tienen más jugo son las que pesan más y tienen la piel delgada, firme y suave.
Debido al uso de pesticidas se recomienda lavar muy bien las naranjas si se va a utilizar la cáscara como ralladura o la pulpa.
Para conservar la naranja, exprímala, vierta el jugo en molde para hacer hielo y guarde los moldes en bolsos plásticas herméticas en el congelador. La ralladura de naranja también se puede congelar.