Con propiedades rejuvenecedoras y anticancerígenas, la remolacha -también llamada betabel, beterraga o beterava- se caracteriza por su intenso color fucsia y su riqueza energética.
La remolacha es originaria del norte de África y fue cultivada por los romanos, quienes fueron las primeros en usarla como alimento. Las tribus bárbaras que invadieron Roma la introdujeron en el norte de Europa, donde al principio sólo la usaron como alimento para sus animales y luego para consumo humano. Esta hortaliza fue traída a América por los españoles, portugueses e ingleses.
Las remolachas son bulbos que crecen en climas templados y se adaptan bien al frío. Entre los principales productores de remolachas se encuentran Estados Unidos, Rusia, Francia, Polonia y Alemania.
USO Y CONSERVACIÓN
Las remolachas pueden comerse crudas o cocidas. Las hojas se pueden agregar a ensaladas o prepararse como las espinacas. La remolacha combina muy bien con naranja, pimienta, aceite de oliva, limón, rúgula y perejil.
Las remolachas deben tener una textura firme y suave y un color profundo y brillante. No es necesario pelar las remolachas tiernas para su consumo.
Sin lavarlas, se conservan entre 2 y 4 semanas en el cajón de las verduras del refrigerador.
Las remolachas se deben cocinar con la piel y, durante la cocción, se les puede agregar unas gotitas de limón para que conserven su color. El jugo de limón también sirve para remover las manchas de remolacha en las manos.
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